
12 Feb Juan Mari Trueba
“Como docente descubrí la importancia de los pequeños diálogos con el alumnado, de dirigirle una sonrisa o de charlar fuera del aula para preguntar ¿qué te ha pasado? ante una actitud de conflicto en la clase anterior…”.
Juan Mari Trueba Valdezate profesor del CFO entre 1983 y 2021
Juan Mari Trueba Valdezate estudió Ingeniería Superior y su andadura en la Escuela comenzó en 1983 bajo la dirección de Diego Berguices Gorostiza y cuando el centro ya estaba ubicado en Arbolantxa. Su contratación tuvo un doble motivo porque entró para impartir clases teóricas a un alumnado que tenía dificultades para obtener la titulación de FP1 y para transformar el taller de Ajuste y Máquina Herramienta.
EM. – ¿Cómo fueron tus comienzos en la Escuela de Otxarkoaga?
JMT. -Recuerdo que tenía que dar clases teóricas, no las de taller, a un nuevo grupo de alumnos…En aquella época sólo había chicos y eran aquellos a los que no les servía la oferta de tres años para poder obtener la titulación de FP1. Pues bien, Don Diego volvió a aplicar el criterio de “un pantalón para cada pantorrilla” y se optó por generar un nuevo grupo que fue el llamado grupo C o “El club”. Ello derivó después en la Iniciación Profesional y en las “Aulas de Garantía Social”.
EM. – ¿Qué recuerdos tienes de aquellos primeros años?
JMT. -Mis recuerdos durante los primeros años es que el tipo de alumnado era bastante normalizado. Teníamos la ventaja de ser una oferta de Formación Profesional específica en una zona donde éramos competitivos, como eran los barrios de Otxarkoaga, Txurdinaga, Santutxu, Etxebarri y ya empezábamos a dar respuesta a ese alumnado que no aprobaba con la oferta de FP1 que se impartía en otros centros cercanos. ¡El plan de estudios en tres años y el llamado grupo “C” estaban teniendo resultados! Y aunque suene a la publicidad estándar de un centro educativo, puedo afirmar con orgullo que la cercanía al alumnado, el diálogo permanente, el respeto total a sus características por parte de todos/as mis compañeros hacía que el fracaso escolar apenas existiese. Eso, junto a un enorme compañerismo lograba que el ambiente global en la escuela fuese totalmente óptimo para lograr nuestros objetivos. El alumnado al que atendíamos en los años 80 no era muy diferente al alumno medio. Poco a poco se fue incorporando el alumnado femenino y también empezamos a recoger alumnado que procedía del fracaso escolar en otros centros educativos, algunos de ellos incluso por expulsión.
EM. – Y supuso adaptarse de nuevo, me imagino…
JMT. – Si, esa transformación en cuanto a la procedencia del alumnado nos llevó a elaborar nuevos materiales didácticos, fichas de trabajo, y a cambios en las metodologías docentes. Estos cambios se realizaron simultáneamente en las clases teóricas-tecnológicas y en las prácticas de taller. En la Escuela no se utilizaban libros, pues considerábamos que ninguno cumplía los objetivos que buscábamos. En la última década se fueron potenciando los medios audiovisuales e informáticos como complemento a la impartición docente.
EM. – Aunque ya no estés en el centro ¿crees que mantiene su filosofía?
JMT. -Actualmente pienso que se mantiene mucho de ese ambiente. Esta sintonía entre compañeros y compañeras y, en muchos casos amistad, permite resolver momentos difíciles y de conflicto con parte del alumnado al haber un apoyo total entre todos, una coherencia y coordinación que garantizaban soluciones correctas y eficaces.
EM. – Además de atender al grupo C, hubo otro motivo para tu contratación…
JMT. – Sí, Don Diego entendía que, en esa época, aquel taller se estaba quedando obsoleto según la evolución del mundo industrial y se optó por incorporar nuevos contenidos como fueron Neumática e Hidráulica y durante dos cursos impartí dichos contenidos y, simultáneamente y dentro del taller de Ajuste-Máquina Herramienta, se empezó a impartir Fontanería, con Kiko como profesor y Albañilería, que impartía Perfe. Después desapareció la especialidad de Albañilería y se fue transformando Fontanería en Módulos Profesionales, debido a los nuevos planes de estudios de la transformación de la FP1 de Instalaciones de Frío y Calor; las clases que impartí correspondían al contenido tecnológico de dichos módulos.
EM. – Renovarse continuamente…
JMT. – Sí y en aquellos años, 1985-86, la Escuela empezó a ofrecer cursos de Formación Comarcales, que eran dependientes del Ayuntamiento de Bilbao y de Diputación de Bizkaia, y cursos subvencionados por el INEM. El volumen de impartición fue tan alto que estuve durante tres años totalmente liberado, sin dedicación docente, para llevar la gestión de aquellos cursos. Además, también en esa época, el Departamento de Educación del Gobierno Vasco creó la figura de los «Centros Tutelados” donde algunos centros de Formación Profesional se especializaban (con el apoyo económico del Dpto.) en alguna de las ramas de la FP. Pues bien, en la Escuela yo fui el responsable de realizar las gestiones y nos reconocieron como Centro Tutelado en el País Vasco en las especialidades de Calefacción, Frío, Gas y Fontanería.
EM. – Entiendo que las consecuencias de todo ello fueron en vuestro beneficio…
JMT. – Sí, ese reconocimiento, además del apoyo económico que iba asociado, le permitió a la Escuela tener un equipamiento que facilitó, y lo sigue haciendo, una impartición de contenidos de muy alta calidad en dicho sector. Actualmente tenemos una amplia oferta de cursos de Lanbide en estas especialidades.
EM. – ¿Y entonces vuelves a las aulas?
JMT. – No. Después dejé la escuela y cogí una excedencia de carácter sindical. Me incorporé después de tres años y empecé a impartir taller de Electricidad y diferentes clases de tecnología para algunos módulos profesionales que impartíamos en esa época como eran Seguridad, Dibujo Técnico, Formación y Orientación Laboral…La verdad es que en diferentes momentos de mi trabajo docente estuve en excedencias sindicales y de carácter político que me llevaron a adquirir una gran experiencia en el mundo laboral y de la seguridad… En los últimos años de mi vida laboral docente, antes de jubilarme, he impartido las tecnologías de diferentes Ciclos Formativos: Frío, Calor, Formación y Orientación Laboral, Seguridad, Dibujo Técnico, Electricidad, Gas, Solar Térmica, Instalaciones de fontanería, Evacuación de agua…
EM. – ¿Y qué destacarías del profesorado con el que trabajaste?
JMT. – La acumulación de experiencia curso a curso hacía que el profesorado ejerciese su labor con una altísima calidad y desarrollase sus tutorías con una profesionalidad de calidad. En términos generales, no creo que el profesorado que se iba incorporando a la Escuela, que, poco a poco dejó de ser mayoritariamente masculino, fuese inicialmente “diferente” al de otras escuelas. Pero siempre ha existido un ambiente de trabajo óptimo y un concepto prioritario de trabajar “como Departamento” para lograr nuestros objetivos. El día a día en el trato con el alumnado nos educaba a nosotros y a nosotras, conocíamos mucho más su problemática personal, social y familiar. Este proceso nos aportaba sensibilidad, nos invitaba a la cercanía y al diálogo continuado con ellos y ellas.
EM. – De todos los cambios que ha experimentado la Escuela y todo lo que se ha tenido que transformar para adaptarse, ¿cuál te parece más significativo?
JMT. – La Escuela vivió el cambio normativo sobre la edad mínima legal para poder incorporarse al mundo laboral, para poder ser contratado. Cuando yo comencé se podía trabajar a los 14 años, posteriormente a partir de los 16 y actualmente, a partir de los 18 años. Otro cambio significativo que vivimos en el mundo de la FP fue cuando apareció la obligación de cumplir con el módulo de “Prácticas en empresas”. Apareció un nuevo desafío como era tramitar con empresas la incorporación de nuestro alumnado en su estructura. Y otro acontecimiento importante que cambió la Escuela fue cuando se ofertó la ESO, dejando de ser exclusiva de FP y en los últimos cursos ya estaba apareciendo, como novedad en la FP, la oferta de Ciclos Formativos de Grado Superior.
EM. – ¿Con qué te quedas después de todo lo que has vivido en el centro y a quién recuerdas de forma especial?
JMT. – Como docente descubrí la importancia de los pequeños diálogos, de dirigirles una sonrisa, de preguntarles qué tal están, de charlar fuera del aula para preguntarles ¿qué te ha pasado? ante una actitud de conflicto en la clase anterior…Y, por otra parte, tengo un especial recuerdo de la excursión que se hacía, durante los primeros años el último día de junio, con todos los trabajadores/as de la Escuela. Y, dentro de esa jornada, mi memoria se va siempre a Heraclio Renedo, que fue director del centro, que elaboraba un documento y nos lo daba para disfrutar de la Historia, Cultura y características de las zonas que visitábamos. ¡Pocos “free-tour” he realizado tan buenos! De Txutxo Martínez de Albizuri puedo contar mis recuerdos sobre su capacidad para elaborar los horarios, su disponibilidad total a realizar los cambios necesarios para tener en cuenta todas las necesidades y su sonrisa permanente al escuchar nuestras sugerencias. Y dentro de estos recuerdos resalto lo que ocurrió el primer curso en que se utilizó un programa informático específico que adquirió la Escuela para la elaboración de los horarios… ¡El ordenador estuvo trabajando más de día y medio seguido y su resultado distaba mucho de la calidad de lo que elaboraba Txutxo durante sus vacaciones. Mis recuerdos de Don Diego son altamente positivos y resaltaría su alegría, su sonrisa permanente, su cercanía y humanidad. Ponía a la persona como primer criterio en la toma de decisiones importantes y conflictivas por encima de la economía y los resultados a corto plazo. Resalto también su inteligencia y que siempre sabía proponer o decidir soluciones eficaces y razonables a las diferentes situaciones que iban surgiendo a nivel educativo, económico, gestión de personal, conflictos con familias…También recuerdo especialmente a Txutxo durante sus años como director de la Escuela y a Puri, una de las primeras profesoras junto a Ana Mª Galé. Tenían una profesionalidad y cercanía al alumnado envidiables.